domingo, 23 de octubre de 2011

Reporte de lectura 3

López-Calva, M. (2011). “Complejidad del conocimiento en y de la Educación: Un paso fundamental para acortar distancias”.
La promesa incumplida de la modernidad de que a través del pensamiento racional se generaría conocimiento acumulativo con la magia del método científico (o experimental de las ciencias naturales), que permitiría el control de la naturaleza y de la sociedad por el hombre y resolvería los problemas de la humanidad y viviríamos felices, nos ha dejado con la incertidumbre de cómo impulsar una educación que responda a las necesidades de un conocimiento relevante y crítico para la sociedad posmoderna del siglo XXI.
Este texto nos propone un atajo para transitar de una postura tradicional (moderna) del pensamiento simplista reduccionista, a una concepción del pensamiento complejo (posmoderna), en cuatro pasos o cambios, como fundamento de una educación humanizante. Buena oferta.
En el 1er paso, cambio o dimensión, está un aspecto que me interesa resaltar porque se tocan procesos que se tienen que considerar como elementos de una sola unidad o bloque compacto (un sistema de pensamiento complejo para pensar la complejidad), y que constituye una propuesta concreta para trabajar en el aula. Se explica, como ya se dijo, el paso de una concepción del conocimiento simple, a manera de percepción de los objetos del entorno, a una concepción del conocer como una actividad mental compleja, para revitalizar el propio proceso de enseñanza-aprendizaje.
Para armar una visión compleja de la construcción de conocimientos habrá que considerar: a) que el cerebro humano es bihemisférico (articular y complementar tanto los procesos de razonamiento lógico como la creatividad y la intuición, digamos artísticas); b) que el cerebro es una entidad triúnica (la interacción a veces paradójica entre razón, emoción y los elementos “irracionales” de la pulsión); y, c) intercalar los mitos y creencias adquiridos de la cultura arcaica y de la vida cotidiana, con los principios científico-racionales, para beneficio de un aprendizaje significativo.
Estos elementos se ponen en juego a través de la visión del Método Trascendental (MT) de Bernard Lonergan. Este método es un esquema general del proceso de conocimiento intelectivo de la mente humana, que consiste en transitar por diferentes momentos o etapas que constituyen los procesos mentales complejos que operan en la construcción del conocimiento (que se corresponden con igual número de niveles de conciencia), y que son: empírico (recolectar de manera intencional datos de la experiencia sobre el fenómeno a estudiar); intelectual (establecer algunos pre-supuestos para entender las posibles relaciones entre los datos, la experiencia personal y la realidad); racional-reflexivo (establecer categorías de análisis para organizar, interpretar y reflexionar críticamente sobre la realidad o fenómeno); y responsable (establecer o emitir juicios de hecho y tomar decisiones para la acción). El paso por cada etapa implica un mayor conocimiento del objeto y un nivel de conciencia superior. Este procedimiento se replica o reitera en un proceso metacognitivo de cada etapa, en el que el sujeto cognoscente va reconociendo y aprendiendo como ejercer las operaciones mentales propias en el proceso de conocer: cómo experimenta la experiencia empírica; como entiende su proceso de entender; cómo realiza la reflexión sobre el mismo proceso racional; y cómo este proceso que lo lleva a emitir juicios y a tomar decisiones implica irse reconstruyendo a sí mismo como ser (actuar responsablemente) en el mundo y como sujeto creativo y crítico.
Así Lonergan entiende el Desarrollo Integral, ya que mediante la aplicación del MT se desarrollan habilidades intelectuales, emocionales y morales. De este modo, se reconoce el aprender-conocer como un proceso interior que humaniza al sujeto individual y colectivo. Un aspecto central del MT es que se recomienda cubrir todas las etapas para no caer en una visión simplista o reduccionista (empirista, racionalista, etc.).
Extrapolar las ideas de B. Lonergan a la enseñanza-aprendizaje nos ayuda a responder varias preguntas: ¿Qué es el conocimiento relevante y humanizante? ¿Qué enseñamos y por qué lo hacemos? O mejor ¿Qué deberíamos enseñar y cómo hacerlo? Algunas preguntas importantes son: ¿Cómo se aprende? Reflexionando sobre cada etapa del método, tomando el conjunto de etapas como una unidad o proceso eslabonado, continuo y cíclico. ¿Qué es el conocimiento objetivo? El conocimiento adquirido por el MT, ya que es un proceso intencional y, por tanto, incluye al sujeto cognoscente. ¿Pero cómo se objetivan estas habilidades? Porque el sujeto aprende cuales son estas operaciones mentales.
Otro elemento de la 4ª dimensión (“Polimorfismo” del conocimiento) que también se tiene que considerar como unidad en el trabajo en el aula es el de los “campos de significación” o formas de conocimiento: los campos del sentido común, de la teoría y de la interioridad. Asimismo, la dialógica de los componentes del proceso de enseñanza-aprendizaje, en las “Vías ascendente y descendente”, que sólo las menciono como propuestas importantes por falta de espacio. Las debo para la otra.

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